El Yoga llegó a mí de muy pequeña cuando acompañaba a mi madre a sus clases donde practicaba con ella.

Si bien practico Yoga de casi toda la vida, puedo decir que mi vida fue un antes y después de estudiar la filosofía del Yoga en el curso de formación para enseñante.  Es allí donde empecé a experimentar la importancia de la respiración, lo fundamental de la Presencia en el aquí y ahora a través de la práctica y la Meditación.

Desde entonces enseño Yoga poniendo principal acento en la Consciencia y escucha del cuerpo y de la Respiración.

Apasionada por el cambio que produjo en mi vida la Meditación me formé para poder aplicarla en la ayuda a las personas a realizar el autoconocimiento a través de la escucha de los propios pensamientos, las emociones y las sensaciones.

Fue un hito en mi vida el encuentro con el Tango, baile de mi tierra que me enamoraba en tierras lejanas.

Luego de unos años empecé a enseñarlo, no sólo a transmitir una Cultura, sino a poner en la enseñanza el acento en la Consciencia del Cuerpo, tanto de la postura como del movimiento.

Cuando nació mi hija me sumergí en los temas de parto respetado, amamantamiento y estiles de crianza que ponen al centro al niño.  

Ser madre cambió definitivamente mi actitud frente a la alimentación, a la nutrición. Un camino que inició mientras amamantaba y que no termina nunca. Desde entonces me nutro con alimentos que no están envenenados con sustancias químicas, fundamentalmente orgánicos o biodinámicos, alimentos a km 0 y sobre todo fruta y verdura de estación.

Mi encuentro con la Gestalt inició de adolescente cuando leía los libros de autores gestálticos. Luego he sido una gran secuaz de Claudio Naranjo quien me llevó a conocer el Eneagrama.

Me encontré de lleno con la Gestalt haciendo un curso de formación para aprender las técnicas de ayuda en donde me formé come Counselor.